En nuestra cultura es común denominar la tristeza como un sentimiento inútil, algo que debemos evitar pensando en que sentirnos de esa manera “no ayuda”, sin embargo es normal, natural y necesario este sentimiento, pues tiene una finalidad adaptativa.
Nos permite reflexionar acerca de los acontecimientos en nuestra vida que no son como desearíamos, pensar en cómo hemos actuado y lo que podemos mejorar. En este sentido la tristeza nos permite comprender lo que hemos hecho, anhelar algo diferente y buscar alternativas que permitan reparar lo que sentimos que está destruido.De otra manera, evitar este momento de reflexión, nos lleva a lo contrario: negar el dolor y actuar “como si nada importara”, resultando así en una falta de reconocimiento de nuestros actos, y por lo tanto generando que volvamos a caer en la misma situación una y otra vez.
Esto significa que cierto grado de tristeza ayuda, sin embargo existen momentos en que la tristeza se puede volver constante, y más que ayudarnos imposibilita que sigamos con nuestras actividades diarias, en estos momentos se puede hablar de una depresión.
La depresión conlleva tristeza aunada a los siguientes síntomas con una duración mayor a tres meses:
- Sentimiento de tristeza profunda/vacío la mayor parte del día, todos los días
- Pérdida o aumento de apetito
- Fatiga o falta de energía
- Insomnio o incremento de horas de sueño
- Baja autoestima
- Dificultad para concentrarse o para tomar decisiones
- Sentimiento de desesperanza
- Sentimientos de culpa o inutilidad
- Falta de interés por actividades que antes se disfrutaban
- Aislamiento
- Pensamientos recurrentes relacionados con la muerte o el suicidio
El tratamiento para la depresión incluye el tratamiento farmacológico, es decir medicamentos que ayudan a disminuir los síntomas antes mencionados con la finalidad de que la persona pueda recuperar sus actividades, pues en muchas ocasiones puede ser tal la gravedad que impida trabajar, ir a la escuela o levantarse por las mañanas.
También el tratamiento psicológico es fundamental, pues permitirá a la persona solucionar las raíces que provocaron este estado depresivo, es decir, arreglar aquellos conflictos que han sido los motivos para el padecimiento. En caso contrario la depresión será algo constante en la vida de la persona.