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¿Cómo lidiar con los problemas de aprendizaje en los niños?

Como psicóloga, es muy común encontrarse con padres muy preocupados por el bajo rendimiento escolar de sus hijos,  frases como “reprobó en conducta” o “es que está todo el tiempo en la luna”, “es muy flojo y muy rebelde” ilustran estas preocupaciones. La realidad es que detrás de estas quejas, muchas veces subyace silenciosamente un trastorno del aprendizaje. Existen estadísticas que reflejan que uno de cada diez niños presenta este tipo de problemática, siendo de mayor incidencia en varones que en mujeres.


Antiguamente, estos trastornos eran considerados como algún tipo de retraso mental e inclusive se pensaba que los niños con problemas de aprendizaje tenían un daño cerebral. Afortunadamente hoy en día se sabe con certeza que los niños con problemas de aprendizaje son niños con un nivel de inteligencia normal, buenas condiciones auditivas y visuales, pero que presentan dificultades en el desarrollo del habla (dislalia), la lectura (dislexia), la escritura (disgrafía), las matemáticas (discalculia), o tienen que hacer un esfuerzo adicional para seguir instrucciones, concentrarse o presentar buena conducta tanto en el ámbito escolar como en casa.  Ante estas dificultades en el aprendizaje, la detección  temprana de estos trastornos es un factor clave que puede mejorar el pronóstico, el cual puede hacerse a partir de los cinco años de edad.


La principal dificultad de estos trastornos se encuentra en el proceso de aprender: en poder captar, procesar y dominar las distintas tareas para, así, poder desarrollarlas. Es decir, un niño con problemas de aprendizaje presenta problemas para percibir los estímulos del exterior y procesar la información, lo cual puede manifestarse mediante algunas señales como:
  • Dificultad para distinguir diferencias sutiles en las formas o sonidos
  • No entienden chistes o metáforas
  • Se confunden al deletrear palabras
  • Confunden el lado derecho con el izquierdo
  • Falta de coordinación
  • Dificultad para planear actividades
  • Falta de organización
  • Les cuesta trabajo seguir y/o entender instrucciones
  • Pierden continuamente material escolar y otros objetos
  • Dificultades con la temporalidad (conceptos como hoy, mañana, ayer, etc.
  • Dificultad para ejecutar tareas básicas con destreza, tales como: lectura, análisis de palabras (deletreo), escritura y matemáticas.
  • Necesita que les repitan las cosas varias veces para acordarse de lo que tienen que hacer.
  • En ocasiones memorizan datos y definiciones, pero no comprenden lo que memorizaron.
  • Apatía, rebeldía, irritabilidad, berrinches y rabietas.

Las causas de estos trastornos son multifactoriales, algunos tienen componentes hereditarios, otros pueden presentar características neurológicas u orgánicas y  casi todos presentan alteraciones en la conducta, los afectos y la calidad de las relaciones sociales en algún grado.

En su mayoría, los niños con problemas de aprendizaje presentan una baja autoestima, esto se debe a que al realizar grandes esfuerzos en tareas que para el resto son automáticas, se desesperan, lo que provoca una sensación de fracaso constante. Esto genera dificultades para tolerar la frustración ocasionando que los niños se den por vencidos con facilidad. Ante esta situación, los niños tratan de  evitar el sentimiento de frustración, aislando sus sentimientos y desarrollando una dificultad para identificarlos. 


Lo anterior da como resultado una angustia y una desesperanza paralizante que se manifiesta en forma de flojera o rebeldía que, con frecuencia, deteriora sus relaciones sociales entre compañeros, con profesores, o con familiares. Estos niños sienten que no pueden y no valen y constantemente temen perder el amor de los padres, la valoración positiva por parte de hermanos, amigos y maestros al no cumplir con las expectativas, creando así cierta dependencia con sus allegados con los que pueden llegar a mostrarse muy demandantes. 

Por su parte, los padres de un niño con problemas de aprendizaje también suelen cursar un proceso doloroso, pues frecuentemente tienen que luchar con el duelo de dejar a un lado las expectativas que tenían respecto a sus hijos, lo cual puede provocar diversas reacciones en la familia desde rechazo hasta la sobreprotección, lo cual ocasiona en los padres sentimientos de enojo, tristeza y culpa. Estos sentimientos afectan la relación de la pareja y generan un ambiente de ansiedad en la familia, lo que a su vez, exacerba el problema de aprendizaje del niño. 

Como podemos ver, estos trastornos son entidades muy complejas que afectan todas las áreas de desarrollo del niño, por lo que es indispensable un abordaje interdisciplinario. Ante tal situación es recomendable contar con el apoyo de varios especialistas a la vez, probablemente sea necesaria una consulta con un neurólogo, apoyo académico, tratamiento psicopedagógico, psicoterapia y terapia familiar, además de apoyo y comunicación constante entre estos mismos especialistas. Si bien hemos hablado de las dificultades de estos trastornos, cabe mencionar que con mucha paciencia y cariño, la detección temprana y un tratamiento integral, el pronóstico será muy favorable, lo que facilitará que el niño crezca provechosamente.

Artículo elaborado por Psic. María Montaño
Disponible en: www.eldivandemaria.com

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