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Abuelos, segunda paternidad

Los abuelos son una figura muy importante para toda familia. Ellos representan el origen de nuestra historia, quienes conocen a cada miembro de la familia y por esto mismo frecuentemente tiene una relación cercana con todos.


Para ellos cada hijo y en consecuencia cada nieto personifica una parte de ellos mismos, debido a que a lo largo de los años han creado experiencias, implantado hábitos, fomentado valores y costumbres que pueden ver reflejadas en cada comida, cada sonrisa o cada dificultad; como abuelo ver a los nietos es comprender la cosecha de los años.

Como nietos, escuchar sus historias de nuestras raíces nos ayudan a formar una imagen de nuestra familia, generan un sentido de pertenencia y con ello nos permiten la estructuración de nuestra personalidad.

Así, la convivencia entre abuelos y nietos es un encuentro doble; un “re conocimiento” de ambos, por ejemplo un nieto puede entender la importancia en la familia (y para él mismo) de ser trabajador, escuchando todo el trabajo que los abuelos tuvieron que hacer para construir lo que ahora tienen, al mismo tiempo que el abuelo puede ver reflejado su ejemplo de esfuerzo y trabajo en los logros de sus hijos y nietos.


Por otro lado, los abuelos pueden ser una figura de apoyo, es decir, personas a quienes se puede recurrir en momentos importantes. Sin necesidad de verlos diario, los nietos pueden tener en su mente a sus abuelos como alternativa si en algún momento sus padres no se encuentran posibilitados en algún aspecto, ya sea tiempo, presencia, soporte emocional o económica.

En ese mismo sentido, los abuelos adquieren un nuevo papel: cuidadores secundarios. Este papel les permite recordar lo importantes que son en la familia y que su experiencia como padres es valiosa para sus hijos y nietos. Sentirse útiles y valorados es crítico en la etapa de abuelos.
No existe una regla o un modelo de cómo debe ser la relación entre abuelos y nietos, cada persona y cada relación es diferente. Sin embargo, existen algunos elementos importantes que podemos considerar para que haya una relación saludable.
La relación entre abuelos y nietos depende en gran medida de la relación entre el abuelo y su hijo (ahora padre) y de las condiciones de este último:

1)  Relación entre el abuelo y su hijo: La cercanía, afinidad, confianza que existe entre ellos generará que el nieto “herede” una relación similar con el abuelo. Por el contrario, si ya existen riñas o diferencias que implican una relación con choques frecuentes y lejanía, es probable que el padre no promueva una relación de apoyo y confianza ahora entre el abuelo y su nieto.
2)  Condiciones del padre: Se refiere al contexto en que el padre se encuentra, en términos económicos, emocionales y de tiempo o en ocasiones de disposición a la paternidad. Por ejemplo una madre adolescente que aún no ha adquirido la madurez o responsabilidad suficiente para hacerse cargo de un bebé, probablemente requerirá más apoyo de los abuelos en la crianza y cuidado de los hijos. Para un padre que trabaja todo el día, permitirá y necesitará que los abuelos se involucren mucho más que el padre que tiene más tiempo. Una madre deprimida, posiblemente no tendrá la posibilidad emocional de contener a su hijo cuando esté se sienta triste, y en ese momento los abuelos podrán volverse figuras rescatadoras.
Los abuelos, son un apoyo y una figura de confianza alternativa a los padres. Su papel será de cuidado y cariño, pero siempre teniendo en consideración que los padres son los encargados de la educación. El que el abuelo pueda respetar la forma de educación de los padres será un elemento importante para que la relación se mantenga sana, pues en ocasiones puede suceder que los abuelos tiendan a pasar por alto reglas que para los padres son importantes, por ejemplo permitir que digan groserías porque es “gracioso”.
La presencia de los abuelos en acontecimientos importantes en la vida de los nietos es vital: cumpleaños, celebraciones, logros y momentos de cambio, por ejemplo una mudanza o un cambio de colegio genera ansiedad en los niños, por lo cual el tener la figura constante del abuelo será de gran ayuda.
También la convivencia en el “día a día”, de la rutina permite que abuelo y nieto puedan conocerse más a fondo, generando confianza y promoviendo la comunicación, por ejemplo que el nieto pase unos días en casa de los abuelos cuando los padres tienen algún compromiso.
Beneficios para el nieto al tener la presencia del abuelo:
·     Le permite tener figuras de apoyo y contención adicionales a los padres.
·        Encuentra en los abuelos cuidado y cariño con un nivel menor de responsabilidades y reglas en comparación de las que hay en casa con sus padres.
·  Como nieto, escuchar a los abuelos permite descubrir sus orígenes, generando un sentido de pertenencia (ej. “en mi familia somos muy cariñosos, nos apoyamos en todo momento”) lo cual da como resultado la estructuración de la personalidad.
·        Los abuelos pueden ser un ejemplo (adicional a los padres) con los cuales puedan identificarse.
·        La presencia de los abuelos brinda una sensación de unión familiar.
Beneficios para el abuelo al tener la presencia del nieto:
·      Ser abuelo brinda la posibilidad recordar su experiencia como padre desde un papel menos estricto, con más confianza por la experiencia que tuvieron con sus hijos.
·    Los nietos son vistos como una posibilidad de hacer lo que sienten que faltó o falló siendo padres.
·        Como abuelo se renueva la relación con su propio hijo debido a que las circunstancias han cambiado: ahora pueden verse como iguales, ambos son padres.
·  Los abuelos al sentirse valorados por su experiencia y conocimientos genera una sensación de renovación.
·      Cuando los abuelos juegan con sus nietos, obtienen una sensación de “rejuvenecimiento”, pues correr, agacharse o el que sus nietos les hablen de sus intereses, los mantiene activos y “al día”.
No es una nueva oportunidad de ser padres, ya que su papel es de abuelos, y aunque es similar lo que podrían hacer por sus nietos, es importante diferenciar que los encargados de la educación y crianza son los padres, mientras que los abuelos son una alternativa y un apoyo en momentos de urgencia o necesidad.
Es el momento en que los abuelos deben ceder el mando, confiar en la madurez y educación que brindaron a sus hijos lo cual les permitirá ser buenos padres.

Si tienen mayor experiencia debido a que los abuelos ya pasaron por la experiencia de ser padres. Los abuelos pueden dar consejos a los padres sobre las opciones en educación, sin embargo debido a que los padres son diferentes a los abuelos, tendrán una forma diferente de educar y cuidar, lo cual será importante respetar.
Los abuelos deberán encontrar el equilibrio entre ser un apoyo y ser intrusivos. Cuando un padre no se siente apto para cuidar o el abuelo considera que su hijo no está haciendo las cosas de forma “correcta” con su nieto, puede volverse intrusivo, traspasando los límites y creando un desequilibrio en la familia.
Es importante recordar que no existe una sola manera de educar o una única forma de ser padre o abuelo, existe gran diversidad y comprender las diferencias nos permite enriquecer la crianza.

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