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Violencia intrafamiliar: sus efectos en los niños


El término violencia familiar se refiere al abuso y la agresión existente entre los miembros de una familia. Generalmente la violencia se da como respuesta ante los conflictos, cuando no logramos visualizar una forma de hacernos escuchar u obtener lo que necesitamos, cuando nos sentimos atacados o en riesgo, cuando existe enojo acumulado que no ha encontrado una vía de salida, y en los casos más graves, la violencia es la única manera de relacionarse con otras personas cuando existe una patología grave en la personalidad.
Existen diferentes tipos de violencia y en el ámbito familiar se pueden dar entre los padres, de los padres a los hijos, de familiares secundarios a cualquier miembro o entre hermanos:

  1. Físico: Este va desde empujones, forcejeos, pellizcos o "caricias" dolorosas, hasta golpizas.
  2. Emocional: Insultos o críticas relacionados con la apariencia física o capacidades. Burlas, descalificación, comentarios ofensivos frente a otras personas, devaluación de labores profesionales o comunes, etc.
  3. Abandono: Sucede cuando los padres o cuidadores “ignoran” al niño en sus necesidades, ya sea  físicas (dar alimento, ropa, techo) o emocional (brindar cariño, contención, protección, ternura, cuidado, etc.)
  4. Económico: Limitación en cuanto al dinero que se le permite tener a la persona, por ejemplo, exigiendo control sobre el dinero que gana o no permitiéndole contar con cierta cantidad para sus necesidades básicas.
  5. Sexual: Obligar a una persona a tener cualquier tipo de acercamiento sexual, desde besos, caricias en genitales, masturbación (a la persona agredida o masturbarse frente a otras personas) hasta la penetración sin su consentimiento.
Desde el nacimiento, los niños incorporan elementos que existen a su alrededor para poder conformar su identidad, autoestima y autoconcepto, por lo cual crecer en un ambiente violento será lo que aprendan e integren a su conducta, tendrán consecuencias importantes en el desarrollo de su personalidad y dificultades para relacionarse sanamente con las demás personas.

Durante la infancia se verán las siguientes consecuencias:
  • Físico: retraso en el crecimiento o en el desarrollo de habilidades motoras (caminar, gatear, hablar, etc.), aumento o disminución en el sueño y hambre, presencia de enfermedades continuamente, dificultades en el aprendizaje (bajo rendimiento).
  • Emocional: Ansiedad, tristeza, enojo, ira, baja autoestima, aislamiento.
  • Conductual: Presencia de mucha agresión con familiares y/o amigos, berrinches continuos, poca energía para realizar actividades, crueldad, retraimiento, conducta desafiante contra figuras de autoridad, humillación y violencia a aquellos que consideran más débiles (bullying).
Las consecuencias de la violencia en los niños, serán acordes a los siguientes 3 factores que se combinan entre sí:
  • Grado: El nivel de brutalidad de la agresión, por ejemplo, será más grave un golpe con una tabla de madera que de una nalgada.
  •  Constancia: Si la violencia es algo cotidiano, o es un evento aislado. Mientras más constante haya sido en la vida de una persona, más difícil será discernir que no es una forma sana de relacionarse.
  • Rol: Si el niño es el objeto directo de la agresión, si es observador de la violencia entre sus padres, si se le sitúa como aquel que debe rescatar a la víctima o incluso si es presionado a violentar a algún otro miembro de su familia. Será más grave la consecuencia si el niño es a quien se le atacó.
En la adultez, habrá dos caminos posibles:

  • Tomar el rol de abusador: Incorporando a su personalidad la violencia y el sometimiento de otros como única forma de relacionarse. Buscará rodearse de personas de carácter débil que permiten ser abusados. En casos menos graves ocasionalmente tendrá arranques de ira incontrolables, tratará de hablar para solucionar conflictos pero le será muy difícil y repetirá los patrones aprendidos, por ejemplo insultar, devaluar o burlarse, etc.
  • Tomar el rol del abusado: Identificándose con la figura de víctima buscará personas que lo sigan violentando, le será difícil discernir que las relaciones sanas no incluyen la violencia, lo verá como algo normal.
En ambos casos habrá una dificultad grande para establecer relaciones de pareja y amigos sanas,  baja autoestima,  depresión, ansiedad y altos grados de ira. En algunas ocasiones la presencia de adicciones, vandalismo y conductas suicidas (ponerse en situaciones riesgosas) son conductas presentes en los casos graves.



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